miércoles, 28 de noviembre de 2007




Te amo no sólo por lo que eres, sino por lo que soy cuando estoy contigo. Es tan fácil hacer sufrir a un ser que nos ama, tan fácil, que ni siquiera puede ser divertido. Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única. El amor es una amistad con momentos eróticos. El amor es el único deporte que no se interrumpe por falta de luz. Solamente la existencia de Caín nos hace amar a Abel. Muere mucha más gente de enfermedades venéreas que de amor. Lo único peor que estar enamorado es no estar enamorado. Las relaciones sexuales son como el dinero: cuando lo tienes te lo gastas, y cuando careces de él sólo piensas en eso. El amor es tan importante como la comida. Pero no alimenta.

martes, 27 de noviembre de 2007


Dolieron demasiado aquellas relaciones prematuras


Cabeza e información tenía M.L. cuando a los 14 años tuvo su primera experiencia sexual. Lo hizo con la persona equivocada, en modo equivocado y en un momento más equivocado todavía. Le habían dicho a M.L. que eso no tiene nada que ver con la edad. Hasta una educadora le había insinuado que una niña bien informada de 14 años, puede crecer como persona en una relación sexual, desde que tenga preparación para el diálogo. Una de veinticinco, al contrario, puede fracasar si no tiene cabeza para saber qué es el sexo…

A M.L. le pareció que tenía cabeza, preparación y sabía lo suficiente. Además, amaba a Fernando lo suficiente. El, de 19 años y ella de 14, decidieron, entonces, que en un día determinado y en un momento dado, se entregarían el uno al otro por puro amor. Y Fernando juró que sería muy respetuoso y que jamás pasaría el límite y nunca olvidaría que sólo el amor da sentido al sexo.

En la conversación, todo parecía cosa de dos adultos. Pero sucedió que Fernando no supo detenerse y a M.L. no le gustó. Guardó aquello en el corazón por unos tres meses; no podría contarlo ni a su padre ni a su madre, aunque la perdonaran, se lo cobrarían toda la vida. No tenía ninguna amiga en quien confiar. El miedo a la gravidez fue terrible. Cuando le dijo a Fernando el estado en que se encontraba, su reacción fue de pánico.

¿Cómo es eso? ¿Por un niño vas a terminar nuestras relaciones? ¿Vas a dañar todo?

Esto le dolió todavía más a M.L. Entonces, él quería la relación sexual pero no tomar ninguna responsabilidad…

Ahí mismo termino todo…

Entonces llorosa y afligida vino a hablarme de su decepción, que de aquel quien ella pensaba que estaba preparado para asumir el riesgo. Le hablé de las naranjas verdes que tienen el tamaño y la belleza de las naranjas maduras, pero que todavía no tienen jugo ni madurez para desprenderse del árbol. Le hablé de la diferencia entre saber hacer sexo y saber vivirlo. Le dije que, a su edad, las niñas confunden caricia con cariño, necesidad de atención, de ternura y de cariño con sexo. Algunas pagan el precio del sexo, no porque quisieran una relación sexual sino porque de no haber dado su cuerpo, él no les hubiera dado cariño.

Hable de la diferencia de tener un cuerpo de 18 años y la cabeza de 14, del dolor de no poder contar lo sucedido por temor de no ser comprendida; del amor en la hora precisa y con la persona adecuada, pero no en la hora equivocada. Hablé también, de la pureza y dije que a mi modo de ver no la había perdido, porque había sido más ingenua que maliciosa. La malicia del adolescente es más un curioso deseo de saberlo todo en seguida que canallada, sinvergüencería y manipulación de las personas.

Le hice ver la diferencia entre el sexo a los 14 años y el sexo en un matrimonio bien constituido, que es como la manera de conducir un carro. Hay pequeños detalles que hachéenle arte de dirigir algo suave, maduro, prudente, que a nadie causa temor y que conduce a las personas a su destino. Mientras que conducir prematuramente, es un riesgo que acaba en choques o riesgos mucho más serios.

Ella lloraba y reía; al final vino la pregunta clásica:
-¿He pecado contra Dios?
- Te maltrataste más a ti misma que a Dios, respondí.
- Me siento mal, dijo.
- Pues no te sientas así.
- ¿Y por qué no, si me equivoqué, haciendo el amor sin estar madura para ello?
- No te debes sentir así, porque si bien sabías lo que era sexo, no entendías por qué tenías que esperar. Pero ahora, ya has llorado y sufrido lo suficiente para que nuevamente te sientas bien. En el fondo, no era sexo lo que querías sino la experiencia de la entrega, que no fue buena porque no estabas preparada para la misma. Llevaste una caja de champaña a la fiesta de tu entrega y al abrirla descubriste que no había tal champaña. Era sólo limonada. La saborearon y sintieron su dulzura de momento, pero después quedó en la boca y en el corazón su sabor amargo.

- Creo que jamás olvidaré esto, dijo M.L.
- Sé que lo harás. Tan sólo espero que la próxima vez que te venga la tentación de entregar la vida a un hombre o muchacho, te encuentres lista para saber la diferencia entre experimentar la fruta y saber el valor y el gusto de la fruta.
- ¿Dios me ha comprendido?, preguntó riendo.
- Creo que sí. El dolor que experimentaste te enseñó que el amor es más de lo que Fernando te prometió. Descubre la diferencia entre hacer y vivir y comprenderás por qué la iglesia pide a los jóvenes que, por más curiosidades que tengan, esperen. La prisa es enemiga de la ternura y de la madurez y, a veces, del verdadero amor.

Me dio un abrazo y suspiró:
- Sé que no me disculparé pronto pero también sé que ya no me sentiré mal. Cometí un error. La próxima vez espero no hacerme mal ni maltratar a nadie. Sabré ser adulta para conocer con quién, cuándo y por qué.

Entonces M.L. se marchó llevando un corazón que dolía menos, peor que aún le va a doler mucho…
M.L.
Propuestas de actividades – Percibir valores
1. ¿Cuál es la idea central del relato?
2. ¿Qué valores aparecen en el texto?
3. ¿Conoces situaciones parecidas? Descríbelas.
4. ¿Qué se sabe de sexo a los 14 años?
5. ¿Qué es para ti una “decepción”?
6. Dialogar sobre los puntos que más les llamaron la atención en el relato.
7. ¿Qué mensaje nos quiere transmitir?
8. ¿Cómo faltamos contra Dios?
9. ¿Cuándo se está maduro(a) para tener una relación?
10. ¿Qué valores destacas en este relato?